Hay un refrán muy sonado que dice que no debemos poner todos los huevos en la misma canasta. Más bien, debemos diversificar los ahorros, riesgos, oportunidades…y hablando de oportunidades, la búsqueda de empleo que esta llena de ellas.
Normalmente cuando nos encontramos en este proceso, solemos utilizar los portales de empleo, que son muy buenos e importantes, claro. Pero no son los únicos con los que podemos contar. Hay muchos canales más donde se pueden multiplicar las posibilidades del proceso para encontrar el empleo que buscas.
¿Cuáles son esas vías extras con las que pueden contar?
Las ETTs o agencias de colocación
Las Empresas de Trabajo Temporal (ETT) o agencias de colocación tienen la función de intermediar entre una persona que busca trabajo y una empresa que necesita contratar mediante la selección masiva de perfiles para poder cubrir las vacantes que tiene la empresa con el candidato que mejor se adapte a la oferta. Para optar a estas vacantes deberás registrar tu CV en la web de la ETT o agencia de colocación y comenzar a inscribirte a las ofertas de trabajo que tengan. Otra opción, no tan común, puede ser entregarlo en mano en una de sus oficinas.
Fundaciones
Existen fundaciones y otras organizaciones sin fines de lucro que pueden resultar un muy buen recurso para encontrar empleo. Muchas de ellas sobre todo se enfocan en la inserción laboral de inmigrantes, personas con discapacidad, mayores de 45 años, mujeres víctimas de violencia de género, etc. Suelen tener contacto o alianzas con empresas para ofrecer trabajadores ideales a sus ofertas de empleo.
Redes sociales
Para nadie es un secreto que las Redes Sociales son un gran potencial para llegar y conectar con más personas. En este campo, la búsqueda de empleo, LinkedIn es la red social profesional que te puede ayudar a encontrar un buen empleo. Además de inscribirte en ofertas, los reclutadores también la utilizan para hacer búsqueda directa de profesionales, y también puedes crear y compartir contenido con tu red. De esta forma, el algoritmo te mostrará cada vez más y te acerca a los empleadores.
Red de contactos
Tu propia red social, la técnica “boca a boca” suele funcionar más de lo que te imaginas. Es la más antigua y directa que tenemos, así que comienza a hacer networking. Comunica a tus antiguos compañeros de trabajo o de estudios, familiares amigos, conocidos, etc. que estás en búsqueda activa de empleo, Explícales tu perfil o, si te lo permiten, envíales tu CV actualizado. Nunca sabes desde donde puede surgirte la oportunidad.
Empresa diana
Hay empresas donde nos gustaría trabajar, bien sea por su actividad o los valores que tienen. Son nuestras empresas “diana”. ¿Cuáles son estas empresas para ti? Haz un listado de ellas y visita continuamente su website para poder ver sus ofertas de empleo y aplicar a ellas de forma directa. También podrás utilizar la plataforma de LinkedIn para ubicar a las personas que trabajan en estas empresas que te interesa e invitarlas a que formen parte de tu red. De esa forma, podrás presentarle tu perfil profesional de forma más personalizada, hablar con ellos directamente y manifestarles tu interés por la empresa.
Si quieres saber tener más herramientas para tu búsqueda de empleo, haz click aquí para que hablemos.
Hay preguntas en las entrevistas de trabajo que nos da la sensación que encierran una intencionalidad oculta o añadida por parte del entrevistador más allá de lo que nos está preguntando, mejor conocida como “preguntas trampa”.
En realidad el fin de las preguntas que se hacen en una entrevista laboral es evaluar, con nuestras respuestas, si somos personas coherentes, sensatas o alineadas con el propósito de la empresa.
La intención de estas no es perjudicar al candidato, sino encontrar al candidato ideal para el objetivo que tienen.
Por eso es importante quitarnos el concepto “trampa” porque hace que prendamos la alerta y que aparezca el miedo que bloquee mostrar lo que realmente somos y lo que podemos aportar.
La mejor opción es informarnos acerca de la empresa (su función, objetivo, valores, misión y visión) y mantenernos abiertos a las preguntas, aplicar la escucha activa. Y saber que también tenemos el deber y el derecho de hacer preguntas a la empresa.
4 preguntas que son consideradas como “trampa” en una entrevista laboral y el objetivo de cada una de ellas.
“¿Qué conoces de la empresa?”
En este caso, lo que el entrevistador/a quiere saber es tu nivel de iniciativa y curiosidad. Pero sobre todo si eres una persona alineada con su identidad y valores. Por eso, para saber dónde vas a estar parado/a (o sentado/a), antes de la entrevista, entra en la web y empápate para poder hacerte una idea general de lo qué se dedican, cuáles son sus áreas de negocio, así como sus valores más característicos, como te lo dije anteriormente.
“¿Por qué quieres trabajar aquí?”
Con esta pregunta, busca evaluar el compromiso que estás dispuesto/a a tenerle a la empresa, si. Pero más allá de eso lo que podrías aportar a la misma. En este caso, es importante demostrar entusiasmo ante la oportunidad que se presenta, a la vez de dejar claro que tu perfil puede ayudarla a cumplir su objetivo. Dicho de otra manera, que quieres trabajar en esa empresa porque el proyecto te gusta, pero también porque tú tienes mucho que aportar para que salga adelante.
“¿Cuáles son tus puntos fuertes y puntos de mejora?”
Esta es tu oportunidad para darte a conocer. En el caso de los puntos fuertes, tus competencias, podrás explicar cuáles con las que cuentas y por qué eres el candidato/a ideal para el puesto. Es importante que cada competencia la acompañes con ejemplos reales de tu trayectoria profesional. No dudes en ser honesto/a, equilibrado/a y, sobre todo, identificar puntos fuertes que podrían encajar bien en el puesto al que estás optando. Con esto quiero decir, que te enfoques en las competencias con las que te identifiques que sean necesarias en la vacante. No sirve cualquiera.
En el caso de los puntos de mejora, el entrevistador en lugar de querer centrarte en tus “fallos”, quiere conocer tu capacidad para convertirlos en fortalezas o cómo lo gestionas. Identifica debilidades que no interfieran demasiado en el desempeño de tu puesto.
¿Cuánto quieres ganar?
Esta pregunta se suele hacer para saber si la empresa cuenta con el presupuesto que tu pides. Porque de no ser así, no es conveniente ni para ti, ni para ellos. Así que, no temas en decir el presupuesto que necesitas. Es muy recomendable para ello que conozcas lo que se ofrece en tu sector. Podrás guiarte en tu salario anterior y en lugar de hablar de un monto en concreto, hables de una banda salarial (por ejemplo entre 25K-30k anuales)
Con estas preguntas podrás asistir a una entrevista de trabajo con mayor preparación y no «a ciegas» o con miedos e inseguridades. Eso te ayudará a evitar la improvisación. Obviamente, según el puesto de trabajo al que estés postulando, habrá que focalizar cada respuesta a cada una de las preguntas. Si quieres evitar improvisaciones y conocer más de las preguntas trampas, hablemos
Seguramente, el primer interés al enviar tu CV a una empresa, es lograr que te contacten para una entrevista y aumentar las posibilidades de ser contratado/a.
¿Sabes en qué es lo primero que se fija un reclutador cuando recibe tu CV?
Normalmente en tu experiencia previa: El cargo que has ocupado, pero sobre todo en las funciones realizadas, y muchas veces, en los beneficios que has aportado a la empresa.
Lo más irónico de todo, es que uno de los espacios donde más fallan los candidatos que aplican a trabajos es en el espacio de la descripción de las funciones de la experiencia que han tenido y son inmediatamente descartados.
Entonces, debemos intentar hablar el mismo idioma del reclutador. ¿Cómo podemos redactar las funciones en tu CV de forma ideal?
Para encajar mejor al perfil que buscan, lo recomendable es que prepares una lista con las funciones y responsabilidades de tus experiencias laborales pasadas. Es muy importante que resaltes las tareas que has desempeñado similares a las del puesto al que aplicas. Incluye también tus habilidades más destacadas, logros, y por supuesto, las palabras claves importantes para el puesto que te serán muy útiles, entre otras cosas, en las plataformas de empleo.
Ya que sabes los pasos a seguir, te diré con detenimiento como aplicar cada una de ellos para que tengas un CV más atractivo para los reclutadores.
¿Por qué es tan importante redactar con estrategia las funciones en el CV?
Por si aún te quedan dudas de la importancia de las funciones, te cuento un poco mi experiencia como reclutadora:
Un sinfín de veces he visto CVs con apenas información acerca de la experiencia que han tenido, o de forma poco clara. ¿El resultado? Inmediatamente descartado, porque no facilitaban la información que necesitaba saber. Y posiblemente mucho de ellos eran potenciales candidatos.
Por eso, describir las funciones desempeñadas en tu CV de forma acertada es uno de los aspectos decisivos que seguro influirán a la hora de contactarte.
Pasos claves para redactar las funciones en tu CV:
Prepara una lista que te ayude a identificar y organizar las tareas, funciones, responsabilidades y logros de tus empleos anteriores. Para esto podrás pensar en tu jornada habitual con cada una de las actividades que hacías, incluso las esporádicas. En otras palabras, una lluvia de ideas.
2. Ahora es momento de discernir, elige qué funciones incluyes en tu CV. Incluye sólo las relevantes en tu puesto que sean similares a las que busca la empresa.
3. La mejor manera de hacerlo, es enumerar tus responsabilidades en viñetas, para que se lea rápido y fácil. Destaca en negrita las funciones que se relacionan con la posición vacante. Limita la descripción de tus funciones a los 3 a 6 puntos más importantes.
4. Muestra tus habilidades (duras y blandas) que te hacen idóneo para el puesto para que los reclutadores puedan valorarlas. Así, podrás demostrar a los empleadores potenciales porqué vas a ser capaz de adaptarte al puesto y a la empresa.
5. Si los has obtenido, Incluye los logros en tu experiencia después de las funciones, es importante porque amplía la posibilidad de obtener una cita para una entrevista.
6. De ser posible (y real), cuantifica tus logros y responsabilidades utilizandonúmeros y porcentajes. Por ejemplo: «Aumento de las ventas en un 20% mensualmente», «Formé y supervisé a siete nuevos empleados». Así, ayudarás al reclutador a ver la magnitud de tus responsabilidades.
7. Si vas a personalizar cada experiencia laboral a la vacante, utiliza el lenguaje adecuado para cada vacante. Una buena manera de hacerlo es fijarte en los requisitos claves que pide la oferta. Infórmate de la empresa, a qué se dedica, su objetivo, sus valores, su misión y visión. Si coincides con ellas, manifiéstalas en tu CV en el lenguaje que utilizan ellos. No olvides incluir las palabras claves para describir tus funciones. Esto te permitirá pasar el filtro automático ATS (Applicant Tracking System) que utilizan muchas empresas y plataformas laborales.
¡OJO! Nada de copiar y pegar la descripción desde la oferta que publican. Los reclutadores se darán cuenta y lograrás una mala imagen. Mejor hacerlo con tus propias palabras.
8. Ordena y prioriza la información según la vacante y empresa. No todas las funciones o experiencias tienen la misma importancia. Para esto, apóyate en la publicación de la vacante, documéntate acerca de la empresa y determina cuáles son las más relevantes y el orden de prioridad de las mismas.
Por último…
9. El orden idóneo para describir las funciones, es: poner el nombre de la empresa, fecha de inicio y de fin (o actualidad), y luego describir las funciones y logros.
Claro que para hacerlo, necesitarás dedicarle tiempo. Sin embargo, teniendo la base, lo demás será más sencillo. Por otro lado, en la búsqueda de empleo, es mucho mejor la calidad que la cantidad. No tiene ningún sentido enviar 100 CVs iguales a empresas en las que no encaja nuestro perfil, a enviar 10 de forma optimizada.
Si quieres saber más acerca de la optimización de tu CV y de otros aspectos de la búsqueda de empleo, hablemos.
Nos pasa a muchos y no solo en el trabajo. El autosabotaje es un enemigo silencioso que cada vez que lo aplicamos, lo asentamos más en nosotros, así como un hábito.
El “Autosabotaje” se manifiesta a través de todos aquellos aspectos que no logramos aceptar de nosotros, como por ejemplo las creencias basadas en miedos o limitaciones que sin darnos cuenta a lo largo del tiempo las vamos alimentando cada vez más dándoles más a fuerza.
¿Te ha pasado alguna vez que tienes una ilusión muy grande con algún proyecto o una pareja, por ejemplo y cuando se te da la oportunidad se te baja el entusiasmo? Esto puede ser una característica de sabotaje a nosotros mismos. Más abajo hablaremos de ello.
La realidad de todo es que por lo general somos nuestra propia enfermedad y a su vez tenemos el antídoto. Ninguna de estas cosas las solemos tener presentes. Por eso te voy a nombrar 6 claves para ir aplicándonos la medicina en nuestro trabajo e incluso en la vida en general.
¿Diani, y con esto ya jamás volverá a pasarme? Si seguramente te seguirá pasando. Sin embargo, como cualquier hábito nos iremos re-educando al respecto y lograremos identificarlo.
“Piano a piano vai lontano” (paso a paso vas lejos)
¿Te ha pasado que pones mucha energía al inicio de la jornada poniéndote altos objetivos, y de un momento a otro te cansas sin querer continuar?
A mí me paso por mucho tiempo, y la misma fuerza que tenía al inicio era exactamente el mismo nivel de frustración al final de la jornada. Y con ello aprendí que mis objetivos debían ser alcanzables y de ser posible dividirlos en sub-objetivos, daba mucho más por esos pequeños objetivos que me ayudan a ir al siguiente y además con ello notaba que cambiaba mi propio concepto de ser capaz de lograrlos, me automotivaba más y disminuí la frustración.
Así que para evitar el autosaboteo y la frustración hazte tus actividades mucho mas sencillas y divídelas en objetivos que sepas que puedes lograr.
2. Desarrolla tu liderazgo continuamente.
Si estas realizando algún tipo de cambio profesional y debes liderar equipos, esta es la primera clave. ¿Cómo nos saboteamos en este punto? El liderazgo bien llevado, es aquel que nos permite soltar el control en los demás: observar, confiar y apoyar. Otro punto en el que nos dejamos de sabotear es cuando dejamos de un lado la idea de tener la respuesta y solución a todo. Cuando nos abrimos a aprender de las demás personas y observarlas con el fin de lograr un objetivo en común, es mucho más sencillo generar la sinergia y el avance.
Esto no ayuda a generar nuevas ideas, fortalecer la confianza en el equipo y en nosotros como líderes. ¿Qué más podemos pedir?
3. Enfrentar y aceptar el error del pasado
Si, lo sé, “Diani, eso es muy fácil decirlo”. Pero, a ver, los errores son como piedrecillas en los zapatos que hasta que no las sacamos, no dejan de molestar. Con la gran diferencia, que estas piedritas nos dejan un regalo inmenso que es un aprendizaje para no volver a encontrarnos con ellas.
Esto también me ha pasado y lo único que hacia era encontrarme siempre con los mismos errores en el entorno laboral. No avanzaba, sentía que estaba dando vueltas y llegaba al mismo punto, me frustraba porque “siempre me pasa lo mismo” y abandonaba enseguida porque “esto no es para mí” (frases autosaboteadoras). Cuando salí del victimismo y empecé a ver mis pasos objetivamente y encontré ese “pain” (dolor) que no tenía aceptado, fue como un renacer, porque era totalmente libre y responsable de mis propios pasos.
4. Buscar cómo solucionar los problemas y evitar las quejas.
¿Cuándo comunicas tus problemas es sólo para desahogarte o con el fin de buscar soluciones?
Ojo, no esta mal quejarnos en un momento dado. El problema surge cuando hacemos de eso un hábito y vivimos en ese círculo vicioso. Y es una perfecta receta de autosabotaje, porque no nos permite avanzar ni responsabilizarnos de nuestras acciones en el trabajo, por ejemplo.
5. Autoconfianza
Las personas en general, solemos querer y transmitir una imagen.
Por eso es importante creer en lo que hacemos y lo que queremos. Porque difícil será que otras personas (clientes, proveedores, compañeros de trabajo, etc.) confíen en nosotros, si nosotros mismos no lo hacemos.
Vale, Diani…pero ¿cómo hago eso de la autoconfianza?
Hay muchísimas actividades que podemos hacer como introspección, nuestro DAFO personal o incluso realizar un listado de éxitos obtenidos.
6. No robar más nuestro tiempo.
Una de las causas que provoca el autosabotaje es la poca o nula gestión del tiempo y la procrastinación (dejar para después lo que podemos o debemos hacer ahora). Con estas acciones evitamos lograr nuestros objetivos y llamar nuevamente a la frustración y la culpa por ello.
Esto también lo he vivido en muchas ocasiones. Y el hacerlo consciente y utilizar diferentes técnicas de gestión del tiempo como Il Pomodoro, Kanban y la Caja de Eisenhower me han ayudado ha mantenerme concentrada en mis horas laborales.
Como ves son pequeños cambios conscientes y de manera responsable que puedan generarnos esos cambios. Con los que desarrollamos nuestra autoconfianza y nos quitamos poco a poco esas creencias limitantes con las que hemos crecido que tanto nos restringen.
Debo empezar este post con una cruel verdad, ¿estás preparado/a para leerlo?…Pues ahí va: “vencer” el miedo a lo nuevo no es posible.
¿Cómo te has quedado? No es posible porque es totalmente natural sentir miedo a lo nuevo, desde los inicios de los tiempos para nuestra supervivencia. Así que comienzo estas líneas con una recomendación: evita palabras como “vencer”, “luchar”, “superar” y todo que conlleve a “eliminar” o “deshacerte” del miedo u otra emoción. Porque cuando lo haces, estas venciendo-te a ti mismo/a. Además, el miedo como el resto de las emociones son necesarias.
Y te preguntarás: Ok, Diani, y entonces…¿lo que debo es aceptar mi miedo y quedarme así? Claro que no. Mi propuesta es aceptar tu miedo y aún así hacerlo. Suena raro porque normalmente pensamos que debemos huir a lo que le tememos.
Claro que esta emoción nos trae, por este instinto de supervivencia que hablamos antes, pensamientos catastróficos que nos impiden tomar acción, lo sé no solo por ser psicóloga sino porque lo he vivido muchas veces personalmente. Por eso, porque naturalmente me atacan los miedos una vez que se asoma algo nuevo importante, quiero compartirte lo que yo hago y me funciona. Vamos a ello.
Casos como el cambio de casa, de ciudad, de país, de trabajo, una relación, un proyecto de emprendimiento. Cambios grandes y significativos suelen tener este tipo de miedos o incomodidades que pretende tener precaución y podemos calmarlas (no vencerlas, ni eliminarlas) de la siguiente manera:
Conoce tus miedos
No podemos trabajar algo que no conocemos: lo que es, de donde viene, su importancia…en el caso de las emociones es igual. Debemos conocer lo más posible nuestros miedos, en este caso. El verlo de frente y conocerlo de manera más profunda nos permite tener más clara la vía que tomaremos al respecto. En otras palabras, este paso se trata de ponernos en contexto.
Detecta tus recursos y aminora los posibles riesgos
Normalmente el miedo a lo nuevo (o de cualquier tipo) puede ser paralizante. Y llegamos a olvidar todo lo que somos capaces de hacer.
Por eso es muy importante saber con lo que contamos. Tienes muchas habilidades que utilizas todos los días y no lo has notado. Esto puede ayudarte a calmarlo. Incluso te invito que hagas un listado de estas habilidades y escribas casos donde las hayas utilizado.
También es importante aminorar los riesgos. Valora bien tu escenario y se consciente de lo que podría pasar (de forma realista), así podrás hacer un plan de contingencias. Debemos aceptar que los riesgos no dejan de estar, pero a los que hemos detectado les hemos dado una respuesta.
Pregúntate: ¿Qué es lo peor que puede pasar?
Esta pregunta es tan poderosa que frena nuestros pensamientos negativos de inmediato. Cuando lo pregunto a otras personas suelen contestar un “no lo sé”. Esto ocurre porque en nuestras cabezas los miedos son más grandes de lo que pasaría en la realidad y esta casi mágica pregunta los deja a la luz.
Contéstate esta pregunta y observa si tus miedo están a la par de la realidad.
Practica la meditación
Y esto no te lo recomiendo sólo cuando te superen los miedos, sino como un hábito. Tener unos minutos de concentración al día en nuestra respiración nos aclara la mente y podemos darle otro enfoque a las situaciones.
¡ACCIÓN!
Ya sabemos que el miedo no se va a ir así de fácil. Su trabajo es acompañarnos al inicio hasta que nos sintamos seguros de que lo que estamos haciendo está bien. Y con las herramientas que te he facilitado vas a poder calmarlo. Eso si, puedes llegar hasta el punto anterior pero este último es el más importante. Puedes hacerlo a tu tiempo, a tu ritmo y sin detenerte.
Esta es una manera interesante de realizar eso a lo que tememos, sacándole el provecho a esa emoción a veces tan invasiva. Ya ves que eso que llamamos “vencer” podemos transformarlo en compañía.
Desde muy pequeños nos hacen creer que podemos controlar todo, hasta nuestras emociones. De hecho, la generación de hoy en día ya aprenden a controlar un dispositivo electrónico con pocos años.
Si te cuento un secreto, el control es una fantasía; realmente no existe. No podemos controlar a las personas, nuestros trabajos, ni nuestras emociones. Es una fachada o un muro que nos hemos formado para sentirnos tranquilos porque “tenemos todo bajo control”.
La necesidad de control no es más que la manifestación de nuestra inseguridad. Generándonos estrés, frustraciones y ansiedad dificultando las relaciones sociales y obviamente nuestra autoestima.
Si, es cierto que en nuestros emprendimientos tenemos que tomar en cuenta muchos factores: tenemos que definir el producto/servicio, conocer el nicho, si hay demanda, saber quién es nuestro público, la inversión en tiempo y dinero….y muchos factores más. Todo esto se hace para hacernos un camino teniendo los riesgos calculados. Sin embargo, esto no quiere decir que pueda salirnos mal. El emprendedor tiene muy claro que el camino es muy difuso y puede cambiar en algún momento por él/ella, la sociedad, una pandemia, situaciones inesperadas, etc.
Soltar es una de las cosas más difíciles, porque, aunque nos pese mucho eso que sostenemos, es algo conocido y nos aterra el vacío. Nuestra mente se encarga de que no nos demos cuenta de todo esto, claro.
Puedo hablarte incluso de mi experiencia. Cuando emigré, me di cuenta que no podía controlar nada. Podía adaptarme, gestionar mi tiempo y mis emociones, si te das cuenta, todo dependía de mí. Soltar la cultura, mi idioma y conductas (que no quiere decir olvidar). Hoy, cuando noto que estoy cargando algo de forma innecesaria sin darme cuenta, comienzo a aceptar, confiar y soltar; porque me pesa la fantasía de control.
Por eso hoy quiero dejarte muy claro la diferencia entre estos dos términos (controlar y gestionar), porque los vemos como si fuesen sinónimos, pero son todo lo contrario, y te digo por qué: El control, es tensión. Fijate en las emociones que nos produce: estrés, frustración, ansiedad… (eso sin hablar de las somatizaciones que tenemos). En cambio, gestionar es fluidez. No tienes que agarrar nada con fuerza, más bien muchas veces debes dejar pasar.
Cuando me explicaron esto, mi percepción cambió por completo. Comprendí que mi función como persona no se trata de retener ni cambiar nada ni nadie, sino que tenía que comenzar a aceptar mi propia realidad.
Si quieres conocer más sobre aprender a soltar, te invito a leer el capítulo que dedico a este tema en mi libro Autoconocimiento Millennial.
Y ahora quiero preguntarte, ¿Tu, qué controlas realmente?
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